Cuatro modelos para 5 rescates

Jeroen Dijsselbloem reveló ayer lo que era un secreto a voces: que Chipre es un experimento, la creación de un paradigma, el cuarto que crea la Eurozona para lidiar con sus miembros en problemas. A la UE no le falta creatividad. Ha bregado de manera distinta las dificultades de cada miembro. Desde mayo de 2010 a Grecia se la ha rescatado dos veces, pero conviene recordar que ahí el problema fue el inviable Estado griego que gastaba/repartía más de lo razonable. Fue Grecia la que arruinó a sus bancos y no al revés. Y eso tuvo su eco más tarde en Chipre.

Lo ocurrido en Irlanda en noviembre de 2010 fue diferente. La garantía dada por el Gobierno a los seis grandes bancos del país que habían hinchado una burbuja inmobiliaria, provocó la ruina del Estado. Al acometer un bail-out (rescate de la banca privada con dinero público), el Gobierno irlandés se quedó sin fuerzas y se arruinó.

Portugal, en cambio, fue igual que Grecia. Otro Estado que gastaba lo que no tenía, mal gestionado y poco transparente. Pasó por la caja de la UE en mayo de 2011.

Después vino España que inicialmente aplicó un bail-out a sus antiguas cajas de ahorros, quebradas por su politizada gestión y ahora reconvertidas en bancos. Sin embargo, tal cómo se vio la semana pasada, había ahí un bail-in (rescate vía achatarramiento del capital de los accionistas, acreedores e inversionistas) encubierto que sólo ahora se visualiza con la quita de las preferentes.

Sorprende que esta quita en España suscite menos escándalo que la de Chipre. Sobre todo porque se ha llegado a ella después de que Guindos hiciera tabla rasa con la política de apaciguamiento del sector financiero que, es verdad, tan pocos resultados estaba dando. Sin ese cambio radical en mayo de 2012 no habría inversores como los que acudieron a la salida a Bolsa de Bankia en julio de 2011 que me parecen el paradigma del ciudadano estafado legalmente.

Con todo, el Estado español no ha quebrado pese a sus numerosos achaques.

Chipre es un caso nuevo en la UE. Un Estado que se ha quedado sin oxígeno por culpa de su banca que se arruinó por comprar deuda griega. Es decir, la banca chipriota, arruinada por el Estado griego, ha quebrado al Estado chipriota. Una mezcla perfecta del caso griego e irlandés. Se habla de bail-in en Chipre porque los depositantes de más de 100.000 euros perderán parte de sus ahorros. Sin embargo, faltan detalles para determinar si los que deberían verse afectados antes que los depositantes, es decir los accionistas y acreedores, han puesto su parte o no.

john.muller@elmundo.es